Funciones:
- Dientes y huesos fuertes
- Controla la irritabilidad nerviosa
- Ayuda a la contracción muscular
- Ritmo cardiaco
- Ayuda a la coagulación de la sangre
- Enzimas
- Presión osmótica
- Protección contra la hipertensión
- Mantenimiento del tono del músculo esquelético
- Contracción del músculo liso
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Fuentes:
Yogurt natural sin y bajo en grasa, queso romano, queso suizo, queso ricotta, leche baja en grasa, leche entera, cereal fortificado, bebida de soya, sardinas, jugo de naranja, tofu, salmón, coles, espinaca, frijol de soya, avena, almendras, brócoli, betabel.
Signos de Deficiencia:
Tetania, parestesia, hiperirritabilidad, calambres musculares, convulsiones y déficit del crecimiento, insuficiente mineralización de la matriz ósea.
Signos de exceso:
Síndrome por lácteos, álcalis, cálculos renales o insuficiencia renal, estreñimiento, náuseas, poliuria y en situaciones extremas pérdida del tono muscular, el coma y la muerte.
Ingesta diaria recomendada:
Adultos: 1000 mg
Adolescentes: 1300 mg
Mayores de 50 años: 1200 mg
Químicamente:
Se requiere para la actividad de muchas enzimas, interviene en algunas respuestas hormonales y es esencial para la coagulación sanguínea y para la contracción muscular.
Leche de almendras
1 taza de almendras, naturales y enteras (sin tostar)
Preparación:
Tiempo: 5-10 minutos.
- Primero, remoja las almendras en agua durante un par de horas, hasta que se hidraten o “activen”.
- Una vez que estén activadas, descarta el agua del remojo y lávalas bien. En este punto, ya puedes utilizarlas, pero conviene dejarlas en un colador o filtro de paño durante algunas horas más, idealmente.
- Vierte las almendras hidratadas a la licuadora y agrega 2 tazas de agua. Procesa hasta que la almendra quede bien molida y el líquido quede blanco.
- Luego, extrae la leche con un filtro de paño, agrega el agua restante y revuelve bien.
- Sirve inmediatamente, para aprovechar al máximo sus bondades.
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