Funciones:
- Dientes y huesos fuertes
- Controla la irritabilidad nerviosa
- Ayuda a la contracción muscular
- Ritmo cardiaco
- Ayuda a la coagulación de la sangre
- Enzimas
- Presión osmótica
- Protección contra la hipertensión
- Mantenimiento del tono del músculo esquelético
- Contracción del músculo liso
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Fuentes:
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Signos de Deficiencia:
Tetania, parestesia, hiperirritabilidad, calambres musculares, convulsiones y déficit del crecimiento, insuficiente mineralización de la matriz ósea.
Signos de exceso:
Síndrome por lácteos, álcalis, cálculos renales o insuficiencia renal, estreñimiento, náuseas, poliuria y en situaciones extremas pérdida del tono muscular, el coma y la muerte.
Ingesta diaria recomendada:
Adultos: 1000 mg
Adolescentes: 1300 mg
Mayores de 50 años: 1200 mg
Químicamente:
Se requiere para la actividad de muchas enzimas, interviene en algunas respuestas hormonales y es esencial para la coagulación sanguínea y para la contracción muscular.
Leche de almendras
1 taza de almendras, naturales y enteras (sin tostar)
Preparación:
Tiempo: 5-10 minutos.
- Primero, remoja las almendras en agua durante un par de horas, hasta que se hidraten o “activen”.
- Una vez que estén activadas, descarta el agua del remojo y lávalas bien. En este punto, ya puedes utilizarlas, pero conviene dejarlas en un colador o filtro de paño durante algunas horas más, idealmente.
- Vierte las almendras hidratadas a la licuadora y agrega 2 tazas de agua. Procesa hasta que la almendra quede bien molida y el líquido quede blanco.
- Luego, extrae la leche con un filtro de paño, agrega el agua restante y revuelve bien.
- Sirve inmediatamente, para aprovechar al máximo sus bondades.
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